La iniciativa forma parte del proyecto 'Espacios locales y complejidad social. Las raíces medievales de un problema del siglo XXI'
La Universidad de Oviedo, a través del grupo de investigación LLABOR, realiza este verano diversas campañas arqueológicas con el objetivo de profundizar en el conocimiento de la gestión de los espacios comunales de montaña de la Cordillera Cantábrica, centrándose en el Puerto de Andrúas, en la falda del Aramo, en Quirós; la braña de los Fuexos en Belmonte/Balmonte de Miranda; y el cordal de Cueiro en Teverga. El trabajo, dirigido por Margarita Fernandez Mier (Universidad de Oviedo) y Pablo López Gómez (Universidad de León), forma parte del proyecto de investigación "Espacios locales y complejidad social. Las raíces medievales de un problema del siglo XXI".
El equipo de investigación ha realizado en la última década un proyecto que ha utilizado como laboratorio de experimentación metodológica Vigaña (Balmonte de Miranda) y Villanueva (Santu Adriano), dos aldeas de media montaña de Asturias aún habitadas en la actualidad. El objetivo es comprender el origen de la red de poblamiento y los procesos de transformación del territorio. Para ello, se platearon sendas intervenciones arqueológicas en las que se estudiaron desde las zonas de hábitat a las zonas de pasto pasando por las de uso agrícola. Al tratarse de aldeas de montaña, una parte importante de su actividad ha estado relacionada con la actividad ganadera, desde la prehistoria hasta la actualidad, y, asociada a la ganadería, se aborda el estudio de las brañas, asentamientos de uso estacional, algunos de ellos utilizados todavía en la actualidad y otros que estuvieron en uso hasta mediados del siglo XX. Estas áreas mantienen unas formas colectivas de gestión, bien documentadas durante el período postmedieval y que podemos retrotraer hasta la Alta Edad Media.
Estas investigaciones van ligadas al estudio de la gestión de las zonas de uso comunal, ya que no se puede comprender su significado sin relacionarlo con las formas de propiedad, gestión y aprovechamiento de las amplias zonas de pasto en las que se localizan. Las distintas estrategias adoptadas por el campesinado para preservar sus derechos frente a monasterios, señores laicos o el estado, ayudan a comprender el significado de las brañas y las majadas.
Si bien la documentación es abundante desde el siglo XIV, es muy escueta para períodos anteriores, de ahí la importancia de poner en marcha intervenciones arqueológicas que permitan profundizar en la historia del uso de los pastos de montaña. En este sentido, la campaña de este verano ha comenzado con la excavación de una construcción en los puertos de Andrúas, que para la profesora Margarita Mier "ya ha dado interesantes resultados que nos hablan de una ocupación de larga duración que se remonta, al menos a los siglos centrales de la Edad Media, el siglo XIII, con indicios de ocupación anterior que se remonta a época prehistórica, sin poder determinar por el momento el carácter de dicha ocupación".