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Personal investigador propone establecer una red de seguimiento de carroñas en el campo para conservar la biodiversidad y garantizar la salud pública

El artículo, que ha visto la luz en la Journal of Applied Ecology, afirma que los criterios y parámetros utilizados actualmente para aplicar la normativa europea carecen de la precisión suficiente

Un equipo investigador de la Universidad de Oviedo y la Universidad Autónoma de Madrid resalta en la revista Journal of Applied Ecology la necesidad de implantar un sistema alternativo al usado actualmente para estimar de manera más fiable la necesidad de alimentación de las especies de vertebrados carroñeros, y cumplir así con garantías la normativa europea vigente, que regula el abandono de carroñas de ganado muerto en el campo. El objetivo de esta normativa es reconciliar la conservación de la biodiversidad, evitando que la falta de carroñas de ganado afecte a especies silvestres como buitres, águilas, osos o lobos, entre otras, con el mantenimiento de la salud animal y humana, previniendo que la presencia de carroñas sin consumir en el campo pueda acarrear problemas sanitarios; extremo este que requiere además estudios más detallados que clarifiquen el alcance real de estas potenciales amenazas para la salud humana y animal.

La regulación europea, transpuesta en 2011 a la legislación nacional, mediante el Real Decreto 1632/2011, y progresivamente desde entonces por la mayoría de las comunidades autónomas españolas (por ej. en 2013 en Castilla y León, en 2017 en Asturias), propone comparar las necesidades tróficas de las especies silvestres con las tasas de mortalidad de ganado extensivo. De este modo, se interpreta, que, mediante la comparación de ambos valores, se pueden detectar desviaciones preocupantes en uno u otro sentido, hacia la escasez de alimento para la fauna o hacia potenciales riesgos sanitarios por la existencia de carroñas sin consumir.

Sin embargo, el equipo investigador, formado por Patricia Mateo-Tomás y José Vicente López-Bao, de la Universidad de Oviedo, y Pedro P. Olea, de la Universidad Autónoma de Madrid, alerta de que las citadas estimas carecen de la precisión suficiente para poder hacer esa comparación con garantías. Por ejemplo, la población de buitre leonado en España podría requerir entre 10.000 y 35.000 toneladas de carroña al año, mientras que en el caso de carroñeros facultativos como el oso y el lobo, las estimas de la carroña consumida anualmente oscilarían entre 0 y 2.000 toneladas, en función de la proporción de su dieta que dependa del consumo de carroña. Con estos ejemplos, el trabajo ilustra cómo esta gran variación compromete la utilidad de las estimas para realizar un adecuado seguimiento de la aplicación de la normativa de carroñas.

Actualmente, las comunidades autónomas españolas están usando diferentes criterios y parámetros para aplicar dicha normativa, incluyendo las estimas de la disponibilidad de carroñas de ganado y de las necesidades tróficas de las especies silvestres. Por ejemplo, Asturias, Castilla y León y Castilla-La Mancha consideran en sus estimas de requerimientos de carroña los parámetros reproductores de las especies carroñeras prioritarias según la normativa europea, pero solo Asturias incluye en sus cálculos otras especies no prioritarias que pueden consumir bastante carroña, como el lobo.

La propuesta permitiría conocer si las carroñas de ganado se consumen en más o menos tiempo, dónde y a qué especies benefician

En vista de la gran incertidumbre asociada a las estimaciones de las necesidades tróficas de las especies carroñeras, el equipo firmante de este trabajo recomienda limitar el uso de las mismas a casos muy concretos, evitando su utilización tanto para el seguimiento como para la aplicación de la normativa. De hecho, el equipo investigador señala en su trabajo que al menos seis comunidades autónomas utilizan las estimas de requerimientos tróficos de los carroñeros para informar las autorizaciones que permiten dejar ganado muerto en el campo, asumiendo de este modo que esos cálculos reflejan las necesidades tróficas reales de la fauna silvestre, algo que el personal investigador cuestiona en su trabajo.

Como alternativa más fiable para evaluar la efectividad de la normativa, el equipo propone el establecimiento de una red de seguimiento de carroñas en el campo. Esto permitiría saber si las carroñas de ganado se consumen en más o menos tiempo, dónde y a qué especies benefician, favoreciendo además la colaboración entre los gestores medioambientales y sanitarios, así como entre estos y los ganaderos. La Red Natura 2000 podría ser un punto de partida razonable para la puesta en marcha de dicha red de seguimiento, ya que, al menos en España, muchos de estos espacios se consideran prioritarios a la hora de autorizar el abandono de carroñas para la alimentación de especies necrófagas y, a su vez, las poblaciones de muchas de estas especies carroñeras son objeto de seguimientos periódicos obligatorios dentro de los espacios de la Red Natura.

Más información en: Mateo-Tomás, P., Olea, P.P., López-Bao, J.V. 2019. "Time to monitor livestock carcasses for biodiversity conservation and public health". Journal of Applied Ecology 56(7):1850-1855. https://doi.org/10.1111/1365-2664.13401.