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La Universidad de Oviedo exhibe casi 200 libros heridos procedentes de su patrimonio bibliográfico

La exposición ‘Malheridos' podrá visitarse durante todo el mes de junio en la Sala General de la Biblioteca Central Universitaria, ubicada en el Edificio Histórico | La muestra rescata libros atacados por el simple paso del tiempo, pero también por la censura, la mala praxis, las guerras, los accidentes o la propia acción de la naturaleza | Los libros que forman el actual fondo antiguo de la institución asturiana son fruto de compras y donaciones realizadas después del gran incendio de 1934 que redujo a cenizas la biblioteca del Edificio Histórico

Libros que nacen, enferman y, lamentablemente, mueren. El paso del tiempo, pero también la censura religiosa o política, la mala praxis de libreros, bibliotecarios o lectores, las guerras, los accidentes o la propia acción de la naturaleza ponen en riesgo nuestro patrimonio bibliográfico. La Universidad de Oviedo ha rescatado casi 200 de estos libros heridos para su exhibición en la Biblioteca Central Universitaria. La exposición Malheridos. La huella del tiempo en las bibliotecas REBIUN. La Biblioteca de la Universidad de Oviedo podrá visitarse durante todo el mes de junio en la Sala General de este espacio ubicado en el Edifico Histórico de la institución académica.
 
La muestra ha sido inaugurada hoy con la presencia del rector Ignacio Villaverde, el vicerrector de Investigación, el director de la Biblioteca Central de la Universidad de Oviedo, Fausto González, y la jefa de sección de este mismo espacio, María José Ferrer Echávarri, entre otras autoridades. El rector ha destacado que esta exposición, auspiciada por el Grupo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN, quiere rendir homenaje a esos libros que tuvieron una mala vida, querida o sufrida. "Una vida que no ha sido generosa con su existencia y a los que, ahora, este grupo de personas llenas de sensibilidad y vocación quieren curar, enseñando al mundo que también los libros sufren y, por eso, debemos cuidarlos y cuidar, sobre todo, sus lugares para la sanación, las bibliotecas". 
 
María José Ferrer Echávarri, que ha comisariado la muestra, ha subrayado que esta exposición presencial de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, que complementa la virtual organizada por el Grupo de Trabajo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN, se ha estructurado en torno a cinco epígrafes, más un sexto dedicado a ejemplares "reparados", con mayor o menor acierto. 
 
1 El envejecimiento y sus circunstancias
Los libros envejecen, porque envejecen los materiales de los que están hechos, pero los agentes atmosféricos --contaminantes, humedad, luz y calor-- pueden acelerar el proceso de envejecimiento.
 
2 Ratones de biblioteca y otros destructores de libros
Los agentes biológicos que pueden dañar los libros son diversos e incluyen microorganismos, insectos y animales vertebrados. Generan en los documentos diferentes tipos de heridas que se engloban en el concepto biodeterioro.
 
3 Amistades peligrosas
Los libros están destinados a utilizarse y el uso los expone a un deterioro inevitable. El daño causado en los libros por su uso normal es casi deseable, porque significa que han sido muy consultados. Pero no todos los usos pueden calificarse como normales. Algunos son abusos, mala praxis.
 
4 Destrucciones masivas
Las catástrofes pueden ser naturales o artificiales, accidentales o provocadas, pero suelen producir la pérdida o el deterioro de gran cantidad de libros. Los conflictos bélicos y las revueltas sociales, por su parte, se asemejan por sus consecuencias a las catástrofes naturales y accidentales.
 
5 Las heridas del corazón
La censura es un tipo especial de violencia que se ejerce contra el corazón de los libros: su contenido, total o parcial. Puede ser política y religiosa. En algunas ocasiones, las obras censuradas simplemente se retiran de la circulación. Pero otras veces, las obras se censuran solo parcialmente. En estos casos, se habla de expurgo.
 
6 Sobrevivir, aunque sea con cicatrices
La mejor estrategia para compatibilizar el uso de los libros y su conservación es llevar a cabo acciones destinadas a retardar el deterioro, anticipándose a los potenciales daños y previniendo los riesgos que los amenazan, es decir, la conservación preventiva. Pero cuando el daño está hecho, hay que emprender acciones reparadoras.
 
Ferrer Echávarri ha recordado que la Biblioteca de la Universidad de Oviedo posee cientos de miles de documentos, algunos con muchos años de historia. El más antiguo data del siglo XII. Pero ninguno de ellos lleva en sus anaqueles mucho tiempo. El 13 de octubre de 1934, como consecuencia de los acontecimientos revolucionarios acaecidos en Oviedo, se declaró un incendio en el edificio de la universidad que redujo a cenizas todo lo que albergaba, incluidas la Biblioteca Provincial Universitaria y la Biblioteca especial de la Facultad de Derecho. "Salvo unos pocos ejemplares que no estaban en las bibliotecas, aquel día desapareció toda la colección bibliográfica de la universidad", ha explicado.
 
Así, pues, los libros que forman el actual fondo antiguo de la academia asturiana son fruto de compras y donaciones realizadas desde 1935 hasta la actualidad. "Están bajo nuestra custodia desde hace menos de noventa años. Los hay que llegaron a nuestras manos también cuidados y conservados que no aparentan su edad y dan pocas pistas sobre los avatares sufridos en su particular historia. Pero muchos entraron en la biblioteca ya viejos, enfermos, sucios, mutilados, censurados, con cicatrices... heridos, en definitiva. Algunos, realmente, malheridos", ha indicado. 
 
En todo caso, para la jefa de sección de la biblioteca, desde el momento en que los libros, nuevos o viejos, antiguos o contemporáneos, pasan a formar parte de la colección bibliográfica de la universidad, "son responsabilidad no solo de quienes trabajamos en la biblioteca, que los gestionamos, custodiamos, difundimos y ofrecemos a los usuarios, sino también de los miembros de la comunidad universitaria, que los utilizamos". "Somos conscientes de que, tarde o temprano, todos nuestros fondos acabarán sucumbiendo al paso del tiempo, pero retrasar en lo posible su muerte permitirá poner a disposición de las generaciones futuras una información a la que, sin el debido cuidado, no podrían acceder", ha concluido.
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