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Michael J. Sandel aborda el papel de las identidades en el desarrollo de la convivencia y el compromiso

El filósofo, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, invitó a pensar en la complejidad de las fronteras entre lo propio y lo global, en un debate celebrado en la Biblioteca del Edificio Histórico

Michael J. Sandel, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2018, intervino el sábado en el Edificio Histórico, en un encuentro en el que mostró, a través de un participativo debate con el auditorio, cómo los mayores retos políticos y morales tienen que ver con el comportamiento ético en relación con la identidad, bajo el título "Lo común y lo global: quién puede hacer nuestra vida pública mejor y cómo".

Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del rector, Santiago García Granda, quien se refirió a la presencia de Sandel en la Universidad como "un privilegio" para todos y todas, recordando además el importante legado humanístico que se custodia en la Biblioteca universitaria, escenario del acto. El Rector aseguró que "no sería posible pensar en la Universidad ni en cualquier sociedad sin tener en cuenta las aportaciones de la filosofía".  

Por su parte, el profesor Armando Menéndez Viso, director del Departamento de Filosofía, afirmó que este debate unía dos de las líneas propias de la filosofía, y en concreto de la de Sandel: "ensimismamiento y proyección". "La filosofía nace de un ensimismamiento, aislada del entorno, pero después hay que proyectarla", comentó. El profesor Menéndez Viso también hizo referencia al equilibrio entre la personalidad  que se puede desarrollar y el espacio público.

A través de diferentes dilemas morales, relacionados con la actualidad política, Sandel hizo ver al auditorio las zonas grises que surgen a la hora de elegir cuál es la identidad a la que más valor le damos: la familia, la región, el país, Europa, la humanidad. El filósofo concluyó que cada identidad puede servir como un paso hacia un compromiso mayor, que es el cosmopolitismo, ya que "nos ayudan a amar a la humanidad, porque nos ubican dentro del mundo y nos dan motivos para compartir". Esta quizá sea, para el filósofo, "la única manera de salirnos de nuestros intereses particulares, por grados, cultivando una forma de convivencia y de compromiso".