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Los Encuentros Ópera Universidad abordan 'Nabucco', de Giuseppe Verdi, el jueves 10 de marzo en Gijón

El ciclo 'De la mano. Encuentros Ópera Universidad' se traslada en esta última sesión del curso académico a Gijón, al Salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto, para conversar sobre 'Nabucco' un día antes de su estreno en el Teatro Jovellanos, en la versión escénica de Emilio Sagi y musical de Gianluca Marcianò. A partir de las 20 h. Alejandro G. Villalibre (Doctor en musicología y docente del Aula de Ópera y Zarzuela de la Universidad de Oviedo) ejercerá de anfitrión y compartirá mesa redonda con María Luisa Corbacho (mezzosoprano que interpreta a Fenena) y Enrique Ferrer (tenor, que encarna a Ismaele). Los tres conversarán sobre esta ópera de Verdi, estrenada con apoteósico éxito en La Scala de Milán en 1842 y cuyo «Va, pensiero, sull'ali dorate» es una de las páginas corales más famosas de la historia de la ópera. La entrada es libre hasta completar aforo.

Con estos encuentros, que se desarrollan según la programación de la LXVIII Temporada de Ópera de Oviedo se busca acercar al público a la ópera de forma rigurosa pero también distendida. Para ello, profesores universitarios de distintas áreas de conocimiento ejercen de anfitriones de cantantes, directores musicales y de escena, diseñadores, músicos, etc., con el propósito de comentar, entre los tres, los aspectos de la obra y sus contornos que más llaman su atención, y aquellas cuestiones que plantee el público.

La actividad se realiza en virtud del convenio de colaboración que la institución académica y la Fundación Ópera de Oviedo tienen suscrito a fin de propiciar una mayor difusión y un mejor conocimiento de la ópera y las artes escénicas entre la comunidad universitaria y, en general, en la sociedad asturiana.

La ópera

El fiasco de Un giorno di regno (1840) y trágicos acontecimientos vitales sumieron a Giuseppe Verdi en una profunda depresión que a punto estuvo de arruinar su carrera. Sin embargo, el libretista Bartolomeo Merelli (1794-1879), empresario de La Scala y que ya le había encargado sus dos óperas anteriores, obvió su intento de rescindir el contrato que obligaba a Verdi a escribir tres óperas en dos años y puso en sus manos un libreto de Tesmitocle Solera. El título era Nabuccodonosor, basado en la obra dramática homónima de los franceses Anicet-Bourgeois y Francis Cornu, escrita en 1836. El compositor aceptó la idea. Sin embargo al llegar a su casa lanzó el manuscrito en la mesa, sin prestarle mayor atención. Pero el libreto quedó abierto en la página de los versos Va`pensiero, sull´alli dorate (Vuela pensamiento, sobre las alas doradas). Su lectura impresionó al músico, sobre todo al comprobar que éstos procedían casi literalmente de la Biblia, libro que siempre leía con sumo placer, pero su estado anímico no había mejorado y devolvió el manuscrito a Merelli. El empresario no se rindió, insistió en su empeño y lo echó de su oficina. Desde este momento, Verdi no paró de trabajar hasta tener terminada la partitura en el otoño de 1841. Finalmente la obra fue estrenada en el Teatro alla Scala de Milán el 9 de marzo de 1842. El éxito fue apoteósico y consagró a Verdi como compositor de óperas. El público de La Scala llegaba al delirio cada vez que el coro del teatro entonaba la que es posiblemente una de las páginas corales más famosas de la historia de la ópera, Va´pensiero, sull´alli dorate. El coro de los esclavos israelitas del tercer acto. En esta escena los judíos, prisioneros del pueblo babilonio, invocan su deseo de volver a la tierra prometida. Los hebreos aparecen como los representantes de una nación oprimida. Ellos portan el mensaje político de Verdi, ya que, en la época del estreno, todos los patriotas italianos se podían identificar con ellos. Los milaneses y luego todos los italianos, entendieron la citada escena como una alegoría de su propia realidad nacional: la ocupación del norte de Italia por los ejércitos austríacos. De esta manera, aunque quizá de forma involuntaria, Verdi, totalmente ajeno a las cuestiones políticas, se convirtió en un símbolo del Risorgimiento italiano. La música de Verdi y el patriótico libreto de Solera hicieron que esta ópera entrase en el ámbito de la leyenda. Todos los italianos entonaban el Va pensiero, convirtiéndose en un canto de protesta y esperanza.

Musicalmente el coro pasa a ser en Nabucco uno de los protagonistas de la ópera, por la extensión y la calidad de sus intervenciones.

A pesar del favor del público, la crítica no se mostró tan entusiasta, especialmente el compositor alemán Otto Nicolai que se convirtió en el azote de Verdi. Esta circunstancia no fue óbice para que Nabucco sea una de las óperas más populares y apreciadas por el gran público. Su éxito ha sido imparable desde su estreno. (Fuente: www.operaoviedo.com)

Los participantes

María Luisa Corbacho comenzó su formación artística en el Teatro Principal de Palma. En el año 2009 ingresó en el Centro de Perfeccionamiento "Plácido Domingo" del Palau de Les Arts de Valencia. Ha interpretado, entre otros, los personajes de Schwertleite/Die Walküre (Wagner); Hécube/Les Troyens (Berlioz); Santuzza y Mamma Lucia/Cavalleria Rusticana (Mascagni); Abuela/La vida breve (Falla); Martha y Pantalis/Mefistofele (Boito); Anna/Maror (Palau); La Zia Principessa, Abadesa, Zita y Suzuki/Gianni Schicchi/ Suor Angelica y Madama Butterfly (Puccini) y Azucena/Il Trovatore, Amneris/Aida, Annina/La Traviata, Fenena/Nabucco, Mrs Quickly/Falstaff, Emilia/Otello y Maddalena/Rigoletto (Verdi) y Schwertleite/Die Walküre (Wagner). En el ámbito de la música religiosa ha cantado en el Requiem y Krönungsmesse de Mozart, Messiah de Handel, Stabat Mater de Pergolesi, Symphonie NO.9 de Beethoven y Requiem de Verdi, en teatros como La Maestranza de Sevilla, Real de Madrid, Campoamor de Oviedo, Staatstheater Cottbus, Euskalduna de Bilbao, Baluarte de Pamplona, Cervantes de Málaga, La Faràndula de Sabadell y Teatre Principal de Mallorca. Ha colaborado con los maestros Gerassim Voronkov, Zubin Mehta, Valery Gergiev, Lorin Maazel, Ingo Metzmacher, Omer Meir Wellber, Antoni Ros Marbà,  Enrique García Asensio, José Miguel Pérez Sierra, Pedro Halffter y Guillermo García Calvo.

Enrique Ferrer nació en Madrid. Realizó estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música de la capital de España, continuando su formación en The Academy of Vocal Arts de Philadelphia especializándose en repertorio lírico. Cantante habitual de los principales teatros españoles, en el ámbito internacional ha actuado en la Ópera de Roma (Amica), Ópera de Montecarlo (Andrea Chénier, La Bohème y La Navarraise), Montpellier (Manon Lescaut), Ankara (Tosca), Izmir (Manon Lescaut), Estambul (Aida y Cavalleria Rusticana), Ópera de Lyon (Manon Lescaut), Carnegie Hall de Nueva York, París, Washington y Colonia (La forza del destino), Buenos Aires (Francesca da Rimini y Pepita Jiménez), Torre del Lago (Tosca), Estrasburgo (La Bohème), Arena de Verona (Nabucco), Teatro de La Fenice y Guangzhou (Carmen/Royal Opera House/Daniel Oren). Ha trabajado con directores escénicos como Robert Carsen, José Carlos Plaza, Jean Louis Grinda, Lluis Pascual, Calixto Bieto, Beppe de Tomasi y Emilio Sagi. Entre sus últimos compromisos en España destacan La tragédie de Carmen (Teatro Calderón de Valladolid) y Aida (Teatro Villamarta de Jerez). Debuta en la Temporada de Ópera de Oviedo.

Alejandro G. Villalibre es doctor en Musicología por la Universidad de Oviedo, donde colabora como docente en el Aula de Música: Ópera y Zarzuela. En julio de 2013 presentó su tesis doctoral, titulada El compositor José Nieto (1942). Análisis de la música cinematográfica a través del concepto de música explícita, por la que obtuvo la máxima calificación. Ha realizado estancias investigadoras en la Universidad Complutense de Madrid, con el doctor Julio Arce, y en la Universidad Paris IV-Sorbonne, bajo el auspicio del profesor y compositor Jean-Marc Chouvel. Además, compagina esta labor con su actividad como corresponsal en Oviedo de la revista Opera World y responsable de la sección de música en Asturias Diario. Como conferenciante y divulgador, su presencia es ya habitual en los ciclos de la Ópera de Oviedo, la Oviedo Filarmonía y la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias.