La Cátedra Ángel González de la Universidad de Oviedo inicia el jueves 8, en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés, una nueva edición del ciclo de conferencias 'Lecciones de cosas. Con Ángel González'. En las semanas siguientes, la actividad se desplaza a Gijón, Mieres y Oviedo. Las charlas comienzan a las 20:00 horas, con entrada libre hasta completar aforo.
Los encargados de presentar al público diversas vertientes de la obra y la figura del poeta serán, en esta ocasión, Xuan Bello (escritor), Javier Lasheras (escritor) y Rosario Neira (poeta y profesora de la Universidad de Oviedo).
Las conferencias tendrán lugar en Avilés (9 de mayo), Gijón (15 y 16 de mayo) y Mieres (22 y 23 de mayo). Además, los participantes se reunirán en una mesa redonda el viernes 30 de mayo en Oviedo, en el Aula Magna de LAUDEO Centro Cultural de Extensión Universitaria (C/ San Francisco, 1). Moderada por Araceli Iravedra, Directora de la Cátedra, y bajo un título que se le ha tomado prestado también al propio poeta, Notas de un viaje, los profesores y escritores que protagonizan esta ruta hablarán de los múltiples trayectos que pone a disposición de sus lectores la escritura de uno de los autores más representativos de la poesía contemporánea, a quien la Universidad de Oviedo ha querido rendir tributo con la creación de la Cátedra que lleva su nombre.
La Cátedra tiene como principales objetivos potenciar el conocimiento y la difusión de la poesía y, en particular, de la obra de quien fuera investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oviedo en 2007, e incentivar la creación literaria y artística y la investigación sobre ella.
Esta actividad se organiza en colaboración con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Principado de Asturias.
Avilés / Centro de Servicios Universitarios / La Ferrería, 7-9
Jueves 8 de mayo / 20.00 horas
Javier Lasheras
Escritor
Como un latido interminable
Ángel González mostró en repetidas ocasiones su preocupación por el tiempo, por su paso agitado y desordenado. Supongo que, en consonancia y en contraposición con ese desvelo temporal, conservo de él la imagen de un hombre que imponía la tranquilidad de una tierna distancia, charlando y compartiendo un whisky con la morosidad del viajero testarudo que retrasa la llegada a su último destino. Pero si el tiempo se conformaba en ocasiones como un enemigo que le infundía miedo, había otro tiempo que se convertía en un golpe de vida, urgente y necesario: como el amor que olvida la muerte aunque sólo sea por unos instantes, la historia que nos hace hijos de nuestro tiempo o la música protectora contra el tedio de los días. Como lectores siempre deseamos encontrar en la poesía algo que nos nombre, buscando esa permanencia de la palabra que en el momento de la lectura quizás aún no percibimos. Y sin saber cómo, el tiempo turbulento acaba por organizarse en el desagüe de nuestra memoria.